18 enero 2010

El subastador pensó que perdía su tiempo
mostrando ese viejo violín estropeado y
arañado, pero aun así, lo mostró.
- ¿Cuánto ofrecen, buena gente? -gritó-
¿Quién hará la primera oferta?
- ¡Un dólar, un dólar! -entonces-
¡Dos! ¿Sólo dos?
- ¡Dos dólares! ¿Hay alguien que dé tres?
- ¡Tres dólares... a la una!
¡Tres dólares...a las dos!
- ¡Qué se va por tres...no!
Un hombre canoso se puso de pie,
llegó adelante y tomó en sus manos el arco.
Limpiando el polvo del viejo violín, armonizó sus cuerdas
y tocó una melodía muy tierna.
Al cesar la música, el subastador dijo, en voz muy baja
y para sí mismo - ¿Cuánto daría yo por tener este viejo violín?
- Tomándolo con más cariño, lo volvió a levantar:
-¡Cien dólares! ¿Y quién da doscientos?
¿Y quién da trescientos?
- ¡Trescientos!
- ¡Trescientos, a la una! ¡Trescientos a las dos!
- ¡Y se va y se fue! -exclamó. Algunos lloraban
y los demás aplaudían.
- No podemos comprender. - se decían
-¿Qué cambió su valor?
Alguien dijo por allí, que fue "el toque de la mano de un maestro".

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